lunes, 17 de febrero de 2014

Dignidad

Un acopio de sensaciones melancólicas y oprobiosas resultan inevitables de sentir cuando leo o escucho a algún colombiano negando su procedencia, avergonzado de la épica tierra en donde su madre decidió traerlo a la vida.

Todos conocemos la historia sombría de Colombia, con matices muy oscuros en las décadas de los 80’s y los 90’s. También suenan, con redoble especial, casos aislados de algunos atorrantes que tienen el pasaporte cafetero pero que no representan, ni representarán jamás, a nuestra cultura.

Nada de eso nos quita valor ni dignidad a nosotros los colombianos, por el contrario, nos fortalece y nos llena de motivos para ser aún más grandes. En cada lugar que visito descubro con deleite que los colombianos somos percibidos como personas invadidas por una templanza envidiable; nos ven inteligentes y sugestivos. ¡Y lo somos!

La invitación es a levantar nuestras voces y exaltar nuestros corazones al decir, con orgullo, que somos colombianos cuando alguien nos lo pregunta. Nuestro día a día también debe hablar por nosotros, nuestro amor tricolor, nuestro horizonte y nuestra habilidad de levantarnos con resiliencia en cada amanecer para tejer desde nuestros diversos oficios y habilidades un mejor porvenir para aquellos con quienes compartimos el alma.

Las nuevas generaciones, alrededor del globo, están llamadas a reconocer a Colombia como el país hermoso y mágico que todos conocemos, amamos y extrañamos. Les deseo a todos los colombianos, una semana llena de experiencias y sensaciones irrepetibles, atardeceres inspiradores y noches pacíficas.