lunes, 23 de julio de 2012

Lo bonito del amor

Hero y Leandro son dos famosos amantes de la mitología romántica. Él atravesaba a nado el Helesponto, día tras día, con el único fin de verla. Ese es solo un ejemplo, pequeño en contenido pero grande en trascendencia, que prueba que el amor es sencillamente mágico. La razón es que vivimos en un mundo donde todo es posible gracias a que los latidos resultan ser una fuente gigantesca de energía, con el amor se gana energía vital. ¿Cuántas vidas vivimos gracias al amor? ¿Cuántas historias escribimos? ¿Cuántas melodías cantamos? Los instintos humanos llegan a su máxima expresión…

El amor, fuera de mi familia, lo conocí con el fútbol. Tristezas y alegrías, momentos pasionales y decepcionantes, ilusiones y frustraciones. Ese es el amor, no tendría por qué ser distinto contigo. Tienen que ocurrir tantas coincidencias para que dos personas se encuentren que me atrevo a asegurar que conocerte fue un verdadero milagro, de esos milagros en los que la respiración se te agita al ritmo de mazurca y el corazón se te puede llegar a estallar de tanto usarlo.

Una persona que ama está animada en silencio a vivir en su mejor versión, yo no siempre lo logre contigo pues se me agudizo en demasía el sentido de la sensibilidad, pero queda registrado en mi absurdo consuelo que cada paso hacia adelante lo daba impulsado por ti. Precisamente como cuando se transpira la camiseta al entregarse con todo el esfuerzo, pero al terminar el partido, con tantos errores cometidos, te descubres goleado. Eso no es injusto, el amor no tiene la culpa de nada más que de inyectarle sentido a la existencia como si fuese una aguja hipodérmica, lo injusto es que en los titulares del día siguiente solo se destaca el resultado final.

Ni el más poderoso conocimiento de la quiromancia podría explicar los misterios ocultos detrás de los sentimientos cuando se entrelazan la línea de la cabeza con la línea del corazón. Factores como el destino, los deseos y la actitud juegan un papel protagónico al generar emociones. El amor genera emociones. El amor es tan humano y tan imperfecto que precisamente esa es su mayor virtud, a la larga y con la cabeza fría me he percatado que en nuestra historia ningún episodio ha quedado confinado al mundo de las conjeturas, lo hermoso de haberme enamorado de ti ha sido vivir en la imperfección. Tú no eres perfecta y yo tampoco, sin embargo, dentro de mi corazón, juntos lo fuimos.

Los sueños son muy sensibles al espíritu de su propietario. Yo sueño constantemente con tu olor, por ejemplo. Ese olor me resulta más delicioso y penetrante que el de un abrótano. El amor despierta los sentidos. La única vida que merece la pena ser vivida en este mundo embadurnado de mezquindad es la que realmente apasione nuestros sentidos. El amor motiva la imaginación. Yo, por ejemplo, cuando caminaba a tu lado, te percibía muy maja, encantando todo el ambiente como si tuvieras plumas de pavo real bajo unas nubes manchadas de arreboles. El amor concilia los sueños. ¿Y por qué era tan importante soñar? Por que en mis sueños estaba contigo.

Al amarte llevaba tu sonrisa impregnada en mi mirada. Y es que uno termina pareciéndose a quien ama, y esto, aunque en un plano bastante subjetivo, resulta ser una mejora y un aprendizaje constante. Llega un punto en que en realidad uno no sabe quién es, uno sabe es quién no es, y eso se determina con base en la congruencia de los demás. El amor nos hace evolucionar. Inclusive, la crítica se convierte en una forma de amor. En los momentos definitivos más que constatar con quién cuentas, pruebas quién eres tu mismo. El amor nos hace ser mejores. Si todos hiciéramos siempre lo mejor que podemos, el planeta sería, con certeza, mas justo y feliz.

Hay momentos y situaciones cruciales que nunca volverán en las cuales es preciso cegar todo tipo de impedimentos mentales y sencillamente entregarlo todo. Quién se opone debería proponer y construir, pero el corazón tiene razones que el cerebro, contradictorio a sus funciones, no entiende. Tú escogiste olvidarme en defensa propia, sin ningún tipo de circunloquios. La honestidad brutal se te agradece. Yo acá me quedé intentando detener la hemorragia a algo que ya no sangraba, para hacer eso se necesita un tanto de gracia. El amor puede llegar a ser tan distorsionado como una fotografía tomada con un aparato de fotos manipulado sólo con una mano.

Cuando uno pierde el amor nada es suficiente. Aunque el dolor está en la mente, el amor es tan celestial que yo decidí cederte el derecho de hacerme sentir dolor, te regalé hasta eso. Cuando me quebraste el corazón también me aniquilaste el ego, ese fue uno de los efectos secundarios más peligrosos y despiadados. Sin embargo, lo que más me afecta no es tu desamor, pues el amor, al ser energía vital, no se crea ni se destruye, solo se transforma. La verdadera impotencia y el verdadero vacío me lo genera el haber perdido nuestra amistad y complicidad. Te extraño más de lo que pensé poder soportar. Cuando el destino tiene intenciones puntuales todo se confabula activamente para que eso suceda, aunque yo me vaya a quedar toda la vida sin entenderlo.

El amor siempre tiene dos finales, eso es inevitable. ¿Cuáles son los nuestros? ¿quieres la verdad?, ¿una mentira? mejor ambas y tú eliges la que mas te guste: Contigo aprendí a escuchar el silencio, pero me parece que al final se propagaron los ecos de tu reír sonoro. Por otro lado, realicé que si tú no fuiste capaz de entenderme ni de apoyarme en mis peores momentos, no me mereces en los mejores. Tuve que aceptar el sufrimiento como un ingrediente que no puede faltar en la pasión, como la pimienta, el sufrimiento es una especia. Pero las recompensas espirituales son las que realmente nos impulsan a vivir. Cuando me dejaste quedé con el alma maltratada pero con el espíritu encendido. En síntesis: todas las vanidades tienen su validez, las tuyas y las mías.

Los seres humanos somos afortunados entre todas las especies, pues tenemos el enorme privilegio y la hermosa capacidad de sentir lo que se siente perdonar. De escuchar nuestro corazón sin importar cuan arriesgado resulte. De estar sumergidos en una realidad que supera la ficción. De sentir celos, cuando entro en pánico de celos por ti me doy cuenta de que la vida me importa, de que tú me importas. Sin embargo, cuando resulta obsesivo celar a una persona con otra, o con otras, o de sentir la necesidad de embelecarla, es por que ya la perdiste. Y ¿quién me va a amar si no eres tú? Pues yo mismo. Eso es lo bonito del amor.