Viene de "Obsesión".
- ¡Eres tan hermosa! Además me da la impresión de que eres muy dulce… ¿Qué tal si te doy un lengüetazo para confirmarlo?
- ¡Eres tan hermosa! Además me da la impresión de que eres muy dulce… ¿Qué tal si te doy un lengüetazo para confirmarlo?
Fue perfecto. La locura por amor es igual a la fuerza de la gravedad, solo se necesita ser empujado hacia ella para caer. Zapatos blancos y suelas gastadas al abismo.
- Guadalupe, usted ya no me sirve, se convirtió en un carcelero.
Un hombre enamorado se reconoce porque suele permanecer muy callado. Simplemente se limita a contemplar su belleza, las palabras no le alcanzan. Ella piensa que la ignoran.
- Me fastidia que sea tan celoso e inseguro. Continuó.
- Los celos no tienen nada que ver con la seguridad.
No se animó a confesarle que lo que ocurría era que sentía miedo a perderla. Los celosos sufren mucho más por lo que se imaginan que por lo que ven.
- Pero con esa falta de carácter tiene el buen destino muy embolatado y yo ya no lo necesito en el mío.
- Soy una persona, cometo errores.
Un pretexto tan cierto como devaluado e incomprendido.
- Que usted sea una persona no significa que tenga una personalidad definida.
- Pero si tengo mis sentimientos definidos.
Siempre le hablaba en tono trascendente, eso la espantaba.
- Usted es muy mal mentiroso. Cambió el tema.
- Debe ser porque no estoy mintiendo…
Se amaban pero veían la vida de una manera muy distinta, esperaban cosas diferentes el uno del otro. La vida cotidiana algunas veces destroza al amor, Guadalupe no pudo seguirle el vuelo y Anastasia prefirió volar sola. La indolencia es lo más efectivo que se han inventado para aplastar las ilusiones.
¿De dónde sacaran tanta imaginación los ataques de celos? Se había convertido en un carcelero por extrañarla, por necesitarla y por desearla. Como todo carcelero sentía que iba a terminar ardiendo en el infierno hasta convertirse en polvo.
Se equivocó. Tuvo que caminar con sus zapatos blancos y sus suelas gastadas por senderos más tenebrosos que el mismo averno. Incluso el diablo, a pesar de sus resistentes pies de cabra, siempre se ha negado a transitarlos. Ese es el motivo por el cual el diablo no se enamora, la sabiduría de su vejez se lo prohíbe.
Cuando un humano ama con el alma a otro y a su vez ese ser amado solo siente cariño hacia el uno, se desata un desequilibrio armónico tan intenso y marcado como el resplandor del arco iris. El arco iris es una señal que de vez en cuando Dios dibuja entre los algodones del cielo para que ningún ser vivo se olvide de su existencia y mucho menos de su supremacía.
Los Devas florecen en el tiempo adecuado y en la temporada precisa, eso explica la tradición de regalar la hermosura celestial de las flores a las personas queridas y necesitadas en los momentos oportunos. Así, las abejas que en ellas polinizan les logran contar prosas mieliferas al oído.
- El desequilibrio de ustedes los humanos en verdad que es muy intenso. Se parece a los jilgueros: Son paseriformes con su canto pacífico y a la vez son fringílidos con ese pico duro.
- ¿Quién eres y que quieres?
- Soy un Deva. ¿Qué quieres tú?
- Que me dejen solo y tranquilo.
Cuando un humano pide que lo dejen solo en realidad está clamando por una buena compañía.
- Sigo sin saber que quieres realmente... ¿Tú lo sabes?
- Yo solo quería y quiero tener una relación mágica y alucinante con Anastasia, nada más me importa.
- Vuelvo al tema. Ese desequilibrio además de ser intenso resulta confuso, tan confuso como resultaría ser una sinfonía de un trompetero pescado por la pandemia de la peste negra.
- Creo que no entiendo…
- Lo más probable es que no quieras entender. Resulta terco y descabellado intentar consolidar una relación de ese tipo. Por el lado más sensible de la cuerda se va a romper.
- No es terco o iluso querer entregarle tu vida entera al motivo de tus latidos.
- Pero si resulta ser una completa desfachatez e injusticia hacer siempre lo mismo, tener la misma actitud y la misma predisposición y aun así esperar resultados distintos. Lo peor del caso es juzgar y condenar a la otra persona por esos resultados.
- Lo que pasa es que me tortura el hecho de que a veces mi razón y mi corazón no se sintonicen como antes. No me deja ser la persona que soy.
- La mayor tortura es pensar siempre en lo que pudo ser. Ese es un grave error.
- No puedo evitar cometer ese tipo de errores, la voz de mi conciencia suele hablar en otros idiomas.
- ¿Seguro que es tu conciencia?
- En realidad creo que todo gira alrededor de Anastasia. Ella se expresa y actúa con un lenguaje tan distinto que podría considerarse un nuevo formato literario. Me confunde.
- Ese es el fenómeno de las licuadoras. Al final no logras distinguir cales ingredientes le agregaste o en qué cantidad, solo obtienes un coctel. A veces dulce y a veces amargo.
- Los ingredientes se pueden elegir al gusto…
- Una de las leyes de la culinaria es que hay ingredientes que al ser mezclados saben mejor o en su defecto pierden su esencia, según el caso.
- Últimamente lo único que obtengo es una sensación de ser una estrella ignorada que se queda sola a ver el amanecer.
- Los humanos no deberían engañarse jugando a cambiar su esencia…
Los colores del sol se asoman y la labor del Deva queda pendiente. Tal como los Elfos, los Devas desaparecen con la madrugada con la misma velocidad de un dardo disparado con una cerbatana. Los amaneceres son un renacer diario exclusivo para los humanos. Resultan ser casi perfectos si se adornan de optimismo. Para que un amanecer sea perfecto se debe estar acompañado por la persona amada despertando al lado. Para Guadalupe no era un amanecer ni casi perfecto ni mucho menos perfecto.
Ella se fue a vivir su vida soñada y a él solo le quedo un consuelo, algo que vive a diario: A quién quieren olvidar lo tienen presente para siempre.
Si bien Guadalupe no tuvo la capacidad de alcanzar a Anastasia jamás intentó buscarle reemplazo a la razón de su existencia. Sabía que no iba a poder pero realmente nunca quiso hacerlo. Él le iba a pertenecer durante toda su existencia. La amaba tanto que podía regalarle todos sus años, incluso, no habría tenido problema en obsequiarle sus pupilas pues de todas maneras su belleza iba a estar impresa en sus entrañas por el transcurso de toda la eternidad.